La mayoría de nosotros recuerda los altibajos vividos de niños en nuestras visitas bianuales al dentista: las radiografías, la amable higienista preguntando qué tan seguido habíamos comido caramelos y si habíamos recordado utilizar hilo dental cada día, el regalito que nos hacían por no tener caries y, por supuesto, la selección del sabor para el tratamiento de fluoruro espumoso al final de todo.
Sin embargo, para muchos adultos, la frecuencia de esas citas memorables disminuyó con la edad. El trabajo, la familia, los amigos y las preocupaciones diarias y el estrés de la vida tiene prioridad, y a menudo la salud dental sufre. De hecho, ¡una gran cantidad – 34% - de la población norteamericana adulta ni siquiera visitó a su dentista el año pasado!
Si, el cepillado diario y el hilo dental pueden hacer una enorme diferencia, pero el cuidado dental habitual sigue siendo vital. ¿Una de las razones importantes? Los tratamientos de fluoruro.
La fluortopicación en el consultorio dental ha cambiando mucho en las últimas dos décadas. Pasó de requerir que el paciente se mantuviera mordiendo una cubeta espumosa por un largo período de tiempo (¡sin tragar!) a una rápida y conveniente aplicación de barnices fluorados que se aplican directamente sobre los dientes con un pequeño cepillo, se deja secar unos segundos y luego el paciente se lo retira mediante un cepillado algunas horas después. Con lo sencillos y convenientes que se han vuelto estos tratamientos, los beneficios sobrepasan ampliamente el tiempo y el esfuerzo que toma administrarlos.
El fluoruro, un mineral que ayuda a prevenir caries y puede reparar dientes en las etapas muy tempranas y microscópicas de la enfermedad, puede disminuir significativamente el riesgo de desarrollar caries, tanto en niños como en adultos. En adultos el fluoruro se vuelve especialmente importante pues muchos experimentan recesión gingival a medida que envejecen, así como una disminución del flujo salival (xerostomía). Otros factores que pueden incrementar el riesgo de caries en cada uno incluyen el abuso de drogas, restauraciones existentes, tratamientos ortodónticos activos, higiene oral pobre, la dieta, defectos y/o daños en el esmalte dental y encontrarse sometido a terapia de radiación en cabeza y cuello.
Otras alarmantes estadísticas que ilustran la creciente necesidad de fluoruro con la edad muestran un incremento de la caries radicular, que aumenta enormemente el riesgo de caries crónica – una enfermedad que el fluoruro ayuda a combatir muy efectivamente:
Dependiendo del estado de la salud oral actual del paciente adulto, los dentistas pueden recomendar que reciban tratamientos tópicos de fluoruro en el consultorio cada tres, seis ó doce meses. Los clínicos también pueden recomendar una terapia de fluoruro adicional, que puede incluir productos de libre venta o de receta terapéutica como ser enjuagues bucales de fluoruro, geles o enjuagues bucales antibacterianos.
Enamelast, de Ultradent: barniz de flúor disponible para aplicación en Monodosis o en Jeringa.