Dicho en forma sencilla, los radiómetros dentales son una herramienta que los clínicos utilizan para medir la potencia de las lámparas de fotocurado. Aunque son menos precisos que los sofisticados equipos de laboratorio que indican la potencia con total exactitud, su portabilidad y el precio accesible los convierte a menudo en una herramienta útil para los dentistas. Sin embargo, debido a su inexactitud, los odontólogos deberían tener cuidado al utilizarlos para comparar el desempeño de lámparas de fotocurado ya que el radiómetro podría engañar al profesional guiándolo hacia la compra o el uso de una lámpara de calidad inferior — lo que posiblemente llevaría a una polimerización inadecuada y a fallas en futuras restauraciones.
La falta de precisión de los radiómetros reside en dos factores. El primero es que un radiómetro típico sólo prueba una pequeña porción de la potencia de la lámpara de fotocurado y luego utiliza esa muestra para predecir la irradiancia total. Debido a que la potencia de salida de la mayoría de las lámparas de fotocurado no es uniforme el valor de la intensidad de la medición puede variar significativamente en las distintas zonas de la punta emisora de luz. Por esto, la lectura del radiómetro puede variar mucho para la misma lámpara, dependiendo de qué porción de la emisión de luz esté testeando.
La segunda razón por la que los radiómetros tienden a dar una lectura poco confiable es que muchos de ellos son menos sensibles a ciertas longitudes de onda de la luz que otros. Esto obstaculiza la obtención de una medida precisa pues la mayoría de las lámparas de fotopolimerización emiten luz de un amplio espectro, imposible de ser medido apropiadamente por el radiómetro. Esto es particularmente cierto cuando se trata de medir la potencia de salida en lámparas de fotopolimerización de plasma y en las LED de amplio espectro.
Veamos a fondo las diferentes partes de un radiómetro típico para entender mejor sus capacidades. Un radiómetro consiste de estos componentes principales: una carcasa, difusores, filtros, un detector y una pantalla.
Muchos dentistas creen, inconscientemente, que los radiómetros, especialmente los digitales, les proporcionan una medición exacta porque la pantalla les muestra una lectura extremadamente precisa, como ser 927 mW/cm2. Sin embargo, este número a menudo puede diferir en hasta ±20% del valor real correcto de la lámpara, incluso cuando es medido por el radiómetro de mayor precisión.
La luz entra en el radiómetro a través de su puerto. El tamaño y la forma del puerto presentan la primera restricción en cuanto a la cantidad de luz que realmente alcanza al detector. De hecho, si se mueve la punta de una lámpara de fotocurado por encima del puerto de un radiómetro típico, se podrá observar una amplia fluctuación en los valores de irradiancia reportados por éste. Para que el radiómetro proporcione una lectura precisa de la irradiancia emitida por la lámpara, la luz debería ser uniforme, lo que no es exactamente el caso de la mayoría de las lámparas de fotopolimerización modernas, ya que están diseñadas para emitir múltiples longitudes de onda que les permita fotopolimerizar completamente una amplia variedad de materiales dentales - desde porcelana a composites y cementos resinosos.
Por ejemplo, si una lámpara de fotocurado tiene un punto específico de mayor irradiancia y el radiómetro mide justamente ahí, calculará erróneamente un valor de irradiancia mucho mayor, engañando al clínico y haciéndole creer que la lámpara es mucho más fuerte y poderosa de lo que en realidad es y viceversa.
Adicionalmente, en el momento de hacer la medición, la distancia entre la lámpara de fotocurado y el puerto del radiómetro también juega un papel importante en la precisión que logre el aparato al medir la potencia de salida. Medir la potencia de la lámpara exactamente en la punta (a 0mm de distancia) no es un indicador válido del desempeño de la lámpara en un entorno clínico, porque no sólo son pocas las resinas compuestas fotopolimerizadas a 0mm de distancia sino que la irradiancia de algunas lámparas declina rápidamente, incluso en distancias tan cortas como 4mm.
Luego de viajar a través de los difusores del radiómetro, la luz podría pasar a través de varios filtros, lo que reduciría la intensidad de la lámpara en ciertas longitudes de onda. La naturaleza y cantidad de filtración varía entre distintas marcas de radiómetros. En algunos casos, la luz violeta de una lámpara de fotopolimerización LED puede ser filtrada casi por completo por el radiómetro antes de alcanzar al detector. Por esto, la luz necesaria para fotocurar algunos fotoiniciadores alternativos utilizados en algunas resinas puede no estar incluida en el valor de irradiancia reportado por el radiómetro.
La luz que está siendo medida desde el dispositivo polimerizador llega al final de su viaje cuando alcanza al detector, cuya sensibilidad a las diferentes longitudes de onda no es uniforme, lo que lleva a obtener mediciones imprecisas. La gráfica de abajo muestra la salida espectral relativa de la lámpara de fotocurado VALO®. Para comparar, la línea punteada es la emisión de una lámpara de fotopolimerización LED común de un solo pico. El área bajo el espectro de luz de VALO tiene un sombreado más oscuro o más claro dependiendo de la sensibilidad del detector a la luz en esa longitud de onda en particular. Cuanto más claro es el sombreado, menos sensible es el detector. Como se puede ver al mirar esta gráfica, cuanto más amplio es el rango del espectro de la lámpara de fotocurado, mayor es la variación en la sensibilidad del detector. Esto significa que el detector es menos sensible a la emisión total de lámparas de amplio espectro con LEDs violetas que a la de lámparas de fotopolimerización LED de un solo pico como la Elipar™* S10. Esto es debido a que la luz violeta no es tan detectable por un radiómetro simple y tiene menos peso en el valor total de irradiancia que se muestra en pantalla.
*No es una marca registrada de Ultradent Products, Inc.
A pesar de las limitaciones conocidas de los radiómetros dentales, pueden ser útiles para que los clínicos monitoreen cualquier cambio en la potencia que pueda ocurrir a lo largo del tiempo. La mayoría de los investigadores y educadores sobre el tema recomiendan controlar periódicamente la irradiancia de la lámpara de fotocurado con un radiómetro de mano, documentando los resultados en una planilla.
Incluso si el número actual no es preciso, el clínico puede darse cuenta cuando hay una caída significativa en la potencia y enviarla para ser reparada o reemplazarla, minimizando los riesgos de fotopolimerizar de menos las restauraciones de resina compuesta debido a una lámpara de fotocurado que esté funcionando mal.