Reducir riesgos al máximo es una de las principales preocupaciones de los odontólogos que comienzan a reabrir sus prácticas dentales luego de cierres prolongados a razón del COVID-19. Priorizar la seguridad de los pacientes será un reto importante en las operaciones diarias, e implementar los protocolos necesarios puede llegar a ser un poco frustrante y desalentador en principio. Pero la reapertura con un plan pre-establecido ayudará a su práctica a recuperar el ritmo mientras que simultáneamente ofrecerá un entorno seguro para usted, su personal y sus pacientes.
La Dra. Dianna Snitzer, odontóloga especializada en cirugía dental, desarrolló una jerarquía de controles para ayudar a odontólogos y sus equipos a pilotear estos cambios. La tabla se basa en las recomendaciones del CDC (Centro de control de enfermedades) y los estándares de OSHA (Administración de la salud y seguridad ocupacional), y la Dra. Snitzer los adaptó como las mejores prácticas para consultorios dentales. Ella lo define como un punto de partida, aunque no como una solución única para todos, y sugiere que se valga de su propio juicio clínico para determinar cuál es la manera óptima de crear un ambiente de trabajo seguro en su práctica dental.
"Los pacientes necesitan saber que su odontólogo ha estado investigando protocolos de seguridad, que tiene un plan y que todo el equipo está trabajando para llevarlo a cabo", continúa Snitzer: "Los dentistas necesitan volver a trabajar de una manera muy específica. Deben estar organizados y deben cubrir todos los flancos”.
Mantener su práctica lo más segura posible se basa en eliminar riesgos, pero en el caso de COVID-19 (u otros virus), reducir sería una palabra más adecuada que eliminar. "No podemos pretender que el virus no existe o esperar que desaparezca de la sociedad de repente", dice Snitzer. “El documento que creé se enfoca en cosas que podemos controlar. El primer nivel de cosas que podemos controlar son los controles de ingeniería, tratando de mantener el riesgo fuera, los procesos de detección”.
Los controles de ingeniería incluyen:
Pero antes que cualquier cosa, la Dra. Snitzer hace especial énfasis en la importancia de evaluar a los pacientes. "Evitar que el problema cruce las puertas de su consultorio es la clave", dice Snitzer.
Nuestras rutinas de trabajo están cambiando con el COVID-19 y muchos de estos procesos de cambio se consideran en la jerarquía de controles de la Dra. Snitzer: "Maximice el distanciamiento social, maximice las barreras entre equipo de trabajo y pacientes, minimice las interacciones entre personas. Puede sonar un poco extremo pero son medidas para tomar ahora y no cuando sea muy tarde”.
Ella recomienda usar el estacionamiento o una zona externa a manera de lobby. "Hacemos que los pacientes llamen o envíen mensajes de texto al llegar y así nuestro higienista o asistente sale, usando su equipo de protección personal (EPP) adecuado, y con un termómetro para evaluar adicionalmente al paciente y asegurarse de que no presente ningún síntoma".
Una vez que los pacientes entran, la Dra. Snitzer hace que los pacientes se laven las manos inmediatamente o que utilicen un líquido antibacterial desinfectante. "Una vez que tienen las manos limpias, pueden proceder a la sala de tratamiento", dice ella.
"La situación ideal es que los pacientes tengan una o dos interacciones sociales (con nuestro personal), como máximo".
También es importante hacer que los pacientes se laven las manos/usen desinfectante al dejar el consultorio y hacer hincapié en la importancia de las manos limpias constantemente como una prioridad para su personal. “Use una loción segura para guantes durante el día para evitar roturas en la barrera cutánea. Lavarse las manos a la vista de los pacientes puede ayudarles a sentirse más seguros”.
El EPP ha entrado a ser parte del léxico popular en los últimos meses: aunque los tapabocas y otros equipos son utilizados en la vida diaria por el público en general, son más necesarios que nunca para los profesionales de la salud. Tapabocas, vestidos especiales, gorros para el cabello, gafas y exfoliantes son ahora la nueva normalidad y la Dra. Snitzer los define como una "última línea de defensa" en su Jerarquía de Control. Las batas desechables son geniales, pero pueden llegar a ser un costo recurrente oneroso. Como una alternativa más económica y al tiempo apoyar a las pequeñas empresas locales la Dra. Snitzer encargó a una costurera que hiciera vestidos nuevos y lavables para su personal. Usted podría hacer lo mismo.