Por: Dr. Leo Tjäderhane
¿Alguna vez ha tenido una preparación cavitaria de Clase V justo en el margen gingival lista para ser restaurada, cuando la encía comienza a sangrar abundantemente? Se supone que varios agentes hemostáticos detienen el sangrado y, de hecho, lo hacen, pero si usted toca aunque sea ligeramente la encía con su instrumento, el sangrado comienza de nuevo. Es una situación extremadamente frustrante y, a menos que sea exageradamente cuidadoso y tenga muchísima suerte, la restauración corre el riesgo de arruinarse fácilmente.
En realidad, los mejores agentes hemostáticos funcionan muy bien si los usamos correctamente. Quisiera compartir con ustedes un truco clínico que aprendí del fundador de Ultradent, Dr. Dan Fischer, hace más de 20 años y que he he venido poniendo en práctica desde entonces:
Los agentes hemostáticos son coagulantes que provocan la aglutinación de las proteínas sanguíneas. La reacción es instantánea, pero el simple contacto de los agentes con la superficie sangrante da como resultado solo una coagulación superficial, y es ahí donde con frecuencia los odontólogos cometemos el primer error. Tenemos miedo de dañar la encía y por eso solo aplicamos el agente suavemente (con la punta de un cepillo de plástico o con la punta del instrumento). Alternativamente, podemos colocar un cordón empapado con el agente hemostático en el surco sangrante. Ambas técnicas son bastante ineficaces, ya que el efecto de la pequeña cantidad de agente se ve abrumado por el sangrado constante y aunque el sangrado parezca detenerse, el leve toque de un instrumento, la colocación de la banda matriz o la aplicación del gel grabador lo vuelve a provocar con mucha facilidad.
El truco para la hemostasia profunda es simple: frotar cantidades copiosas de agente hemostático contra el tejido sangrante para así eliminar el coágulo superficial y asegurar que el agente fresco esté constantemente disponible para encontrarse con la sangre que se filtra de los capilares y obliga al coágulo a penetrar más profundamente en las aberturas capilares, mientras que haya suficiente agente para hacer frente al desafío. La combinación de la facilidad de aplicación con la fuerza de fregado se logra de manera más efectiva con una punta
Después de 5 a 10 segundos de frotar, y dependiendo de la cantidad de sangrado, se debe lavar el margen gingival, no solo para eliminar el coágulo sino también para probar el efecto hemostático. Este es el paso en el que los odontólogos a menudo cometemos el segundo error y, por el miedo a producir un nuevo sangrado, tendemos a ser demasiado cautelosos con nuestro lavado. Al contrario, debemos lavar vigorosamente para eliminar todo coágulo suelto y hacer visibles las áreas donde aún pueda haber sangrado (Fig. 4). Solo así podemos identificar las áreas donde los capilares están bloqueados de manera incompleta y por ende se requiere una aplicación adicional del agente y un lavado. En la mayoría de los casos, no se necesitan más de dos rondas para lograr una hemostasia profunda en toda el área de trabajo y, una vez superada esta etapa, estamos listos para continuar con el procedimiento de restauración.
En este punto, se puede colocar el hilo de retracción si es necesario (Fig. 5). Se puede empapar con el agente hemostático, aunque mi preferencia personal es utilizarlo seco mientras que sea posible. Colocar el hilo en un surco sangrante es difícil y, en muchos casos, ineficaz, ya que el efecto hemostático de una cantidad relativamente pequeña de agente se agota pronto.
La técnica de "fregar y lavar" ayuda a lograr una hemostasia completa y duradera en menos de un minuto, incluso en el tejido gingival más inflamado y que sangra más vigorosamente. El tejido ahora tolerará una matriz, ácido de grabado y adhesivos sin riesgo de sangrado. Tiempo bien invertido para garantizar condiciones que permitan un trabajo restaurativo de alta calidad.
En múltiples ocasiones se ha observado que los agentes hemostáticos y los restos de coágulos afectan la fuerza de unión1,2 y la integridad marginal 2 de la restauración. Con el sulfato férrico, el grabado ácido es suficiente para eliminar los posibles restos y permitir una unión adecuada 2 y una buena adaptación marginal 3. Cuando se utilizan adhesivos de autograbado, limpiar la superficie con
Es probable que en este punto aún se pregunte si debería preocuparse por no dañar el tejido gingival con un restregado bastante vigoroso. Pues no se preocupe: No puede dañar el epitelio gingival. Tiene una resistencia a la tracción de aproximadamente 4 MPa5. Si la fuerza mecánica pudiera causar daño permanente a la encía, no podríamos tratar la periodontitis. Si algo se suelta durante el lavado, es tejido de granulación inflamatorio y el paciente está mejor sin él.
Leo Tjäderhane completó su título de DDS en 1986, PhD en 1995 y recibió la especialidad en Cariología, Odontología Restauradora y Endodoncia en 2000, todo en la Universidad de Oulu. Fue nombrado docente (profesor adjunto) en la Universidad de Oulu (Biología Pulpar) en 2001, y posteriormente en la Universidad de Helsinki (Cariología Clínica y Endodoncia) en 2007 y la Universidad de Turku (Cariología y Endodoncia) en 2008.
Referencias