por el Dr. Dan Fischer Fundador y Presidente Ultradent Products, Inc. por el Dr. Dan Fischer
Fundador y CEO
Ultradent Products, Inc.

Cuando se trata de odontología restauradora, el poco tiempo que toma modelar y pulir adecuadamente una restauración con la secuencia de herramientas correcta sobrepasa por lejos el costo de una restauración inadecuadamente pulida, tanto para Ud. como para su paciente. De hecho, los pocos minutos extra que toma terminar una restauración utilizando las copas, puntas y discos correctos serán una inversión fácil y de alto retorno.  Los procesos de un solo paso no sólo reducen el lustre y el brillo iniciales de la restauración, sino que tienden a opacarse cada vez más y más rápido debido a que las fosas y fisuras que éstos no alcanzan a pulir atraen las manchas.

Para brindar al paciente un resultado duradero y de calidad y para preservar el trabajo llevado a cabo en la restauración, recomiendo seguir un proceso sencillo que incluye tres pasos: pulido grueso, luego un brillo rápido, seguido por un pulido de terminación.
jiffy chartComience su proceso de “terminación” modelando los excesos e irregularidades de la restauración, utilizando primero un pulidor grueso, luego el intermedio y luego el fino, como los que están disponibles en la línea de pulidores de terminación Jiffy de Ultradent.  Genere luego una terminación levemente pulida con un set de copas, puntas y discos aún más minuciosos como los pulidores HiShine celestes, impregnados en diamante.  Finalice luego con el paso tres utilizando los cepillos de pulido de composite y el cepillo de pelo de cabra Jiffy con la pasta Diamond Polish para obtener un pulido perfectamente real que se confunda naturalmente con la dentición del paciente y que exhiba simultáneamente lo detalladamente que se trabajó al crear la restauración.

Creo que seguir la secuencia de pasos y utilizar las herramientas necesarias para terminar apropiadamente una restauración no sólo es fácil, sino que sirve de marco a un profesional realmente hábil y cuidadoso.

Como dijo Aristóteles, “somos lo que hacemos repetidamente. La excelencia, entonces, no es un acto, sino un hábito.”finish_divider_copy