Por Dr. Rafael Beolchi y Dra. Raquel Lanna Passos
Publicado originalmente en Opalini.com

Con tantas opciones disponibles, no hay duda de que las resinas compuestas forman parte de los materiales más versátiles que la Odontología ha creado hasta ahora. Desde la década de 1960, cuando fueron introducidas por Bowen, han evolucionado.

Mientras tanto, recién en la década de 1990 la industria consiguió obtener mayor proporción de partículas de carga por volumen de monómeros. ¿Pero por qué era tan importante aumentar esa proporción? Porque con ese aumento se observan mejoras en diversas propiedades mecánicas de las resinas compuestas. A partir de esto, pasaron a ser indicadas para la mayoría de los casos de restauraciones directas e indirectas1,2 tanto anteriores como posteriores.

En esa misma época, las resinas compuestas pasaron a contar con mejores propiedades ópticas. Hoy, muchas presentan características ópticas muy semejantes a las de la dentición natural, contando con diversos tipos de opacidades, colores y efectos.

Sin embargo, tener a disposición esa variedad también trajo un nuevo problema: saber cómo escoger y trabajar con cada una de esas resinas. Para hacerlo más difícil, generalmente la filosofía, la nomenclatura, los colores y las opacidades de cada una de las marcas son distintas entre si3. Tal vez por eso, la mayor dificultad que experimenta el odontólogo parece ser aún la selección correcta de colores y también la aplicación de los espesores correctos de cada resina compuesta.

Esto ocurre porque las características ópticas de la dentina son diferentes a las del esmalte. La dentina aparenta ser menos translúcida que el esmalte en la observación clínica. Sin embargo, esa es una verdad a medias, dado que en un mismo espesor, dentina y esmalte presentan una translucidez semejante4. Vale destacar que la dentina no es opaca.

Lo que ocurre es que la translucidez sufre alteración en función del espesor. En un diente natural el espesor de la dentina tiende a ser mayor que el del esmalte. Es correcto decir que, clínicamente, la dentina presenta menor translucidez en relación al esmalte.

Otro problema es que existe gran variación en el grado de translucidez de la dentina entre las diferentes personas y entre los diferentes dientes de una misma persona. Además de eso, a medida que envejecemos, la dentina sufre modificaciones y puede haber deposición de dentina secundaria y, eventualmente, terciaria que es estructuralmente diferente6. En pacientes mayores, la deposición aumentada de dentina secundaria lleva a menor translucidez y mayor saturación de color de la dentina6.

En caso del esmalte, lo que sucede es diferente. La modificación del aspecto cromático del diente ocurre más por un “juego de luz” que por la influencia en el color propiamente dicho.

En resumen, se puede decir que la dentina es responsable por el color del diente y que el esmalte apenas modifica ese color6,7. A medida que la luz atraviesa el esmalte, los prismas se dispersan y transmiten los rayos luminosos de forma semejante a un sistema de fibras ópticas (fenómenos de transmisión y reflexión). Esto permite percibir la translucidez y la opalescencia del esmalte que presenta esa variación de persona a persona y de diente a diente.

Así, en los casos en que esas dos estructuras necesitan ser restauradas, elegir las mejores y más adecuadas resinas compuestas para cada situación clínica puede ser una tarea ingrata para muchos clínicos5.

Se han lanzado nuevas resinas en la tentativa de facilitar la resolución de estas cuestiones. La idea inicial de esos materiales fue permitir que la mayor parte de los casos puedan ser solucionados con sólo una capa de resina. Siguiendo esta filosofía, Ultradent creó FORMA. En ella, los colores de cuerpo fueron creados equilibrando translucidez y opacidad, teniendo por base la translucidez media entre dentina y esmalte naturales de la mayoría de la población3.

Sin embargo, como siempre puede haber casos más complejos, o sea, casos en que la estratificación sea necesaria y/o deseada, esa resina también fue desarrollada en las demás opciones de colores específicos para estratificación: esmalte, dentina e incisales.

Otra característica interesante es su consistencia de trabajo, más optimizada y más cómoda. La novedad aquí es que esa consistencia no fue obtenida por sustitución de los monómeros (en general, del Bis-GMA para TEGDMA), lo que a veces puede debilitar la resina, sino sustituyendo las partículas nanométricas de sílice coloidal de la carga por partículas nanométricas de zirconia.

La ventaja principal en la utilización de la zirconia nanométrica en relación al sílice coloidal es la posibilidad de agregar más zirconia que sílice en la mezcla de la resina. Esto trae dos beneficios: más carga (y consecuentemente; menos monómeros), lo que equivale a mayor resistencia mecánica; y mayor cantidad de partículas nanométricas esféricas, lo que facilita el deslizamiento de las partículas micrométricas durante la manipulación y la adaptación del material en la cavidad. Por lo tanto, las partículas de zirconia pasan a actuar como esferas de rodamiento, de manera que las partículas mayores “ruedan” unas sobre otras durante la manipulación.

Un dato muy importante se relaciona con la interacción entre las partículas de zirconia y los monómeros de la resina, ya que la zirconia no es silanizable. De acuerdo con el proveedor de la materia prima, las partículas de zirconia nanométricas utilizadas por Ultradent en la resina FORMA presentan un revestimiento de sílice pasible de silanización, lo que permite que las partículas pasen a presentar interacción química con los monómeros.

Es innegable que el uso de resinas compuestas es una realidad. Son los materiales indicados para la mayoría de los casos de restauraciones directas y, muchas veces, hasta para indirectas. Aún con el alto grado de evolución de las resinas compuestas, es interesante percibir que todavía hay espacio para innovaciones que vengan a facilitar el día a día clínico en el consultorio odontológico.

Abajo compartimos fotos de casos clínicos realizados con la resina FORMA:

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¡Esperamos haber contribuido con este contenido y estamos a  disposición para aclarar cualquier duda!

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Referencias Bibliográficas:

  1. PEUMANS M, VAN MEERBEEK B, LAMBRECHTS P, VANHERLE G. The 5-year clinical performance of direct composite additions to correct tooth form and position. I. Esthetic qualities.Clin Oral Investig 1997;1:12–18.
  2. PEUMANS M, VAN MEERBEEK B, LAMBRECHTS P, VANHERLE G. The 5-year clinical performance of direct composite additions to correct tooth form and posi- tion. II. Marginal qualities.Clin Oral Investig 1997; 1:19–26.
  3. RYAN EA, TAM L, MCCOMB D. Comparative translucency of esthetic composite resin restorative materials.J Can Dent Assoc 2010; 76:A84
  4. YU B, AHN JS, LEE YK. Measurement of translucency of tooth enamel and dentin.Acta Odontol Scand. 2009;67:57-64.
  5. TOUATI B, MIARA P, NATAHNSON D. Esthetic dentistry & ceramic restorations. London, UK: Martin Dunitz LTD; 1999.
  6. VANINI L. Light and color in anterior composite restorations.Pract Periodontics Aesthet Dent, New York, v. 8, p. 673-682, 1996.
  7. MAGNE P, HOLZ J. Stratification of composite restorations: systematic and durable replication of natural aesthetics.Pract Proced Aesthet Dent 1996;8(1):61–8.
  8. VILLARROEL M, FAHL JR N, SOUZA AM, OLIVEIRA JR OB, Direct Esthetic Restorations Based on Translucency and Opacity of Composite ResinsJ Esthet Restor Dent 23:73–88, 2011.