Muchos geles blanqueadores contienen agua – algunos más que otros – para ayudar a prevenir la sensibilidad y minimizar la recidiva causada por la deshidratación. Cuando aclaramos nuestros dientes, el peróxido de hidrógeno o el peróxido de carbamida en el gel blanqueador tienen un efecto deshidratante en los dientes, haciendo que se vean muy blancos y se vuelvan potencialmente sensibles. El uso de una lámpara o un láser los deshidratará más, incrementando las posibilidades de sensibilidad y proporcionando un resultado blanqueador exagerado que va a recidivar. Utilizando un producto con alto contenido de agua ayudamos a combatir la deshidratación durante el blanqueamiento.

Una vez que se ha completado el tratamiento aclarador, los dientes comenzarán a rehidratarse. La sensibilidad debería disminuir y los dientes deberían tener un aspecto menos blanco debido a alguna recidiva por la deshidratación en el tono inicial. Por este motivo, lo mejor es evitar el uso de tratamientos blanqueadores de consultorio que requieran lámparas o láseres. Es mejor utilizar un producto aclarador con un alto contenido de agua, como los productos Opalescence, que contienen por lo menos 20% de agua.